Añoro el pan de mi madre
el café de mi madre
y la caricia de mi madre.
La infancia crece en mí
día a día 
y deseo vivir porque si muero,
sentiré vergüenza
de las lágrimas de mi madre. 

Mahmud Darwish


Toma mi corazón, llévatelo
lo doy para tu resurrección
te lo entrego por tus víctimas
por tu tierra ocupada por el invasor

Palestina estás en mí
te llevo en mis ojos
desembocas en mis lágrimas
trémulo te nombro con amor cristalino

Palestina, madre de pezones luminosos
Palestina, madre de geologías planetarias
Madre de hijos de tormenta
Madre de fragancias
de fermentos iracundos, indomables

Toma mi corazón que por ti se yergue
que por ti está en la puerta matutina de la esperanza
Palestina crepuscular, digna de cantos
y dignidad

Patria luz del mundo
Patria de luna en equinoccio
Patria de génesis y ciclones
de muchedumbres dulces
de ímpetu que nutre

Respetuoso camino descalzo por tu historia
te venero, beso tu suelo y escucho tu tormenta
que cae furiosa sobre los invasores
pútridos 
malditos

Soy tu hijo, tu carne y tu combate
llévame a tu constelación de poemas y esperanza
de historia y vuelo
de aguijones insurrectos

Te doy mi corazón amanecido por ti
bella Palestina de ojos dulces y furiosos
de brillo esplendoroso
de oraciones y cosechas
de ciclones y banderas
de arterias que corren contundentes por el mundo

Palestina, maternidad de corajes
canto melodioso, fogata digna
crepúsculo escrito en los siglos
rocío que brilla cada mañana

Toma mi corazón, mi fe, mi fuerza
toma mi mano y condúceme
a combatir por la vida
Madre Palestina.


Martín Martínez Rodríguez